He aquí una vez más, luego de una
pausa, ciertamente prolongada, desde la última entrada referida al mundo de
canción de Hielo y Fuego. En esta ocasión tengo el placer de escribir sobre uno
de mis personajes femeninos favoritos dentro de la saga, admito que me fue
harto difícil excluir citas, palabras, opiniones sin excederme o irme por la
tangente hacia la subjetividad. Espero, sin más, opiniones propias si así lo
ameritan.
En general, o
quizás hable por mi caso particular, las series televisivas tienden a señalar a
ciertos personajes como villanos, otros como héroes, otros como astutos y otros
como tontos o carentes de profundidad. Ese fue mi error al ver Game of Thrones
por primera vez (sin haber leído los libros claro está) y creo que no me
equivoco cuando digo que muchos otros televidentes siguen cayendo en la misma
trampa, y si para muestra hace falta un botón tenemos a Sansa Stark como
ejemplo perfecto.
La primera vez que
la ví, ahí, soñando como una colegiala con príncipes y caballeros,
preocupándose sólo por tener un marido y verse como una dama perfecta me dije
"Uy, la ñoña de la serie, la típica niña naif que no tiene dos dedos de
frente", y en contraposición Arya, rebelde, badass, "fuck the
marriage" es como "yeahhhh, I love this kid". Listo, si te
quedas ahí perdés, parafraseando, si te quedás viendo los árboles no podrás ver
el bosque. Desde luego, caí en ese error. Dicho esto, hay dos puntos a tomar en
cuenta, primero, en la serie carecemos del punto de vista, de los pensamientos
y sentimientos de Sansa (nos perdemos el 80% del personaje). Y segundo, no sólo
hay que ver lo que se ve, sino lo que no se ve. Más adelante hablaré con mayor
desarrollo de lo mencionado. Y si cabe, tal vez me equivoque o no pero
es mi percepción, está la eterna comparación entre Sansa y Arya, lo de
siempre "Es mejor Arya, porque ella lucha, ella quiere venganza, ella no
teme ensuciarse las manos, ella es cool, es una badass". Es como la eterna
premisa "Sos Stark o Lannister, no hay puntos intermedios". Siendo
así, cuánto daño le ha hecho a Sansa compararla con su hermana. Como si una
pudiera ser mejor que la otra. Y lo cierto es que cada una es valiosa a su manera,
cada quien con sus propios errores y virtudes.
Antes de continuar
con el personaje quisiera darle mérito a Sophie Turner, ha sabido meterse en la
piel del personaje, aún sin momentos épicos en la saga, pero con una sutileza
que lo hace aún más valioso a mi gusto, no podría imaginar a nadie que hiciera
mejor el papel. La verdad sea dicha.
Ahora, haciendo mea
culpa de lo mal que juzgué a este personaje al inicio hice un giro de 360
grados respecto a mi opinión sobre ella luego de adentrarme en los libros. Así
como en la serie, la historia de Sansa comienza en Invernalia, risueña,
ingenua, soñadora (a ver, chicas ¿cuántas de ustedes le gritan improperios a
Sansa cuando muchas sueñan al igual que ella con un príncipe azul? hipocresía
no) que cae rendida de amor al ver por primera vez a Joffrey "Era como
siempre había imaginado a su príncipe, alto, guapo, fuerte con cabellos como el
oro", pretendiendo caerle bien a toda costa, temiendo que su hermana menor
le estropee la oportunidad de ser digna a los ojos de su príncipe, y vuelvo a
mis cuestionamientos, ¿Acaso nunca se pelearon con sus hermanos/as? ¿No
quisieron matar a sus hermanos/as ante alguna travesura? Y bueno, la relación
entre Sansa y Arya no dista mucho de eso. Ahora, vamos a ser justos, Sansa fue
criada como una princesa, a la que todo parece que se le brindaba a pedir de
boca, vamos, una niña mimada, petulante además, despectiva con sus hermanos en
algunas ocasiones, refiriéndose a Jon como su hermano bastardo, prefiriendo que
su hermana también fuera una bastarda, pensando incluso que por algún error de
la vida su hermana hubiera sido cambiada por otra al nacer por la diferencia
que había entre ellas. Si hay algo que le reprocharía a Sansa es no haber
valorado lo que tenía, no haberse dado cuenta que lo valioso ya la rodeaba,
pero como es ley, uno sólo sabe lo que tiene hasta que lo pierde.
No lo voy a negar,
me dio bastante coraje que se pusiera del lado de Joffrey en lugar del de su
hermana ante el incidente del huargo y Mycah. Pero los errores mayores, las
culpas mayores caen sobre los adultos que tomaron el destino del hijo del
carnicero y de Dama en sus manos. Pero no es el único error que se le reprocha
a Sansa, el mayor motivo de odio, rencor o antipatía es la “traición” a Ned
Stark que culmina con su decapitación. No hay lógica en culpar a un niña de 13
años, que fue manipulada de buenas a primeras por Cersei, ¿por qué habría de
darse cuenta de esta jugarreta? ¿No fue acaso más ingenua Catelyn por confiar
en Petyr? ¿Y qué hay de Ned Stark? Adultos que se prestaron a los juegos de
Meñique, incluso de Lysa Arryn, y finalmente a la voluntad caprichosa de
Joffrey. Mucho más adelante ella misma hará recuerdo de su error luego de
la boda con Tyrion Lannister. En sus propias palabras
"Me habla con más dulzura que
Joffrey - pensó -, pero la Reina también era amable antes. Es un Lannister,
hermano de la Reina y tío de Joff. No es mi amigo. Antes amaba al príncipe
Joffrey con todo su corazón; admiraba a su madre, la Reina, y confiaba en ella.
Le habían pagado tanto amor y confianza con la cabeza de su padre. Sansa no
volvería a cometer ese error"
He aquí el antes y
el después de Sansa. Muerto su padre debía guardar el luto en silencio, debía
mostrarse fuerte frente a los demás, debía complacer a Joffrey para no provocar
su enojo, dicho de otra manera, debía sobrevivir en la boca del león. Y acá es
cuando hago énfasis en lo que no se ve, que Sansa no pelee, no explote, no
escape (incluso) no significa que le vale un comino nada, es una prisionera sin
cadenas, un pajarito, como dice Sandor Clegane, a la que le enseñaron a cantar
y obedecer. Y es precisamente esta virtud la que la mantiene con vida, más
evidente ante Joffrey, que como sabemos, ante el mínimo desliz no perdía
oportunidad de ordenar que la golpearan y maltrataran, como bien dice ella
“Tenía que aprender a ocultar mejor sus sentimientos, para no hacer enfadar a
Joffrey”. Las pequeñas mentiras, los gestos de obediencia, la cautela, mantener
las apariencias la mantienen a salvo. Aún luego de la muerte de Robb y sus
hermanos menores mantiene su temple, su fortaleza, su entereza, sin embargo
pudo haberse llenado de odio como sucedió con Viserys (no lo culpo), pudo
haberse llenado de rencores como sucedió con Arya (razones le sobran) pero no
lo hizo. A fuerza de golpes (emocionales y
físicos) Sansa ha tenido que pegar un salto abismal desde la inocencia infantil
a la madurez como mujer, quizás aquí podría decir que todos tenemos un poco de
Sansa Stark, como la vida misma, a fuerza de obstáculos, nos vemos en necesidad
obligada de dejar atrás al niño que fuimos afrontando los mismos con madurez y
adultez. Sansa, por supuesto, se ha sabido acomodar a cada circunstancia, a
cada pérdida, de una forma entera, con la esperanza de encontrar una luz al
final del camino, y no lo confundamos con blandeza del corazón o debilidad,
sólo los más fuertes pueden atravesar el infierno y seguir de pie.
Si hay una virtud
que me conmueve en ella es la misericordia, la capacidad de albergar
sentimientos nobles y de gratitud aún luego de lo sufrido, es así que previo a
la batalla del Aguasnegras se acerca a rezar a los Siete, deteniéndose en la
Madre, pide por la vida de Sandor Clegane "No es un auténtico
caballero....pero fue quien me salvó. Sálvalo si podéis, y aplacad la rabia que
lo corroe por dentro". Ya durante la batalla incluso envía a un Maestre
para que atienda al malherido de Lancel, más allá de ser un Lannister, más allá
de que debería matarlo como ella misma se reprocha. Y finalmente es ella quien
calma a las mujeres y niños en el Torreón ante la partida de Cersei como
protectora de los más débiles durante la batalla, creo que ni siquiera Sansa se
percata entonces de la fortaleza que tiene para ser sólo una niña.
Un capítulo a parte
son las idas y venidas en lo que respecta a su “vida amorosa” el
frustrado compromiso con Wyllas Tyrell (Loras en la serie), el posterior
matrimonio con Tyrion, el compromiso anhelado de Lysa para con su hijo, y
finalmente el compromiso con Harrold Hardyng
(Ramsay Bolton en la serie). Para una niña como ella que siempre había soñado
con la felicidad entre cuentos y caballeros debió ser muy duro caer en cuenta
que sólo importa su nombre y la herencia que representa, la triste realidad de
que probablemente jamás nadie se case con ella por amor. Ya en el Nido de
Águilas recuerda el momento el que pensó que tenía el mundo por delante luego
de conocer a Joffrey "Aquel día pensé que mi canción estaba empezando,
pero en realidad estaba a punto de terminar". Más allá de ello es capaz de
soñar con un futuro acompañada por hijos a los que en sus fantasías llevan los
nombres de sus hermanos, incluso el de Arya. Luego de todo lo perdido, como no
había considerado en un inicio, anhela, extraña y siente nostalgia de sus años
felices, de Invernalia, de cada uno de sus hermanos y hasta de Jon Snow.
Así es como vemos, a lo largo de la saga, la conversión de Sansa en
Alayne, futura, inminente jugadora en el Game of Thrones, el asunto será ver
que equilibrio alcanza ella entre la persona que fue, la que aún sigue siendo y
la que está aprendiendo a ser, entre los entonces consejos de Cersei y los
actuales de Petyr, espero, al menos de mi parte, ver a una Sansa fortalecida
con el mismo espíritu y esencia de la Stark que es y audaz en sus próximos
movimientos.
Sin más para añadir los dejo con un pasaje de Tormenta de espadas, en el
momento que Sansa observa a las primas de Margaery con nostalgia de la persona
que un día fue y nunca volverá a ser
"< Son unas niñas - pensó Sansa
-. No son más que chiquillas...no han visto nunca una batalla, no han visto
morir a un hombre, no saben nada > Los sueños de aquellas niñas estaban
llenos de canciones y de cuentos, igual que lo habían estado los suyos antes de
que Joffrey le cortara la cabeza a su padre. Sansa las compadecía. Sansa las
envidiaba"
No hay comentarios:
Publicar un comentario